sábado, 15 de febrero de 2014

Encuentro Regional en Granada



El pasado 18 de Enero tuvo lugar en la ciudad de Granada el
Encuentro Regional de 
Cooperadores Seglares del Divino Maestro 
de las localidades de Jaén, Granada y Baza.

Fue un día entrañable y emotivo en el que compartimos sentimientos, oraciones, trabajo, animadas charlas, comida... y, un paseo por el barrio del Albaycín, del que os dejamos algunas imágenes.

AQUÍ ESTAMOS SEÑOR

Señor, Jesús, haznos un grupo abierto,
confiado y pacífico
invadido por el gozo de tu Espíritu Santo.

Un grupo entusiasta, que sepa cantar a la vida,
vibrar ante la belleza,
estremecerse ante el misterio y 
anunciar el Reino del amor.

Que llevemos la fiesta en el corazón
aunque sintamos la presencia del dolor en nuestro camino,
porque sabemos, Cristo resucitado,
que Tú has vencido el dolor y la muerte.

Que no nos acobarden las tensiones
ni nos ahoguen los conflictos,
porque contamos en nuestra debilidad,
con la fuerza creadora y renovadora de tu Espíritu Santo.

Regala Señor, a esta familia tuya,
una gran dosis de buen humor
para que sepa desdramatizar las situaciones difíciles y
sonreir abiertamente a la vida.

Haznos expertos en deshacer nudos y
en romper cadenas,
en abrir surcos y en arrojar semillas,
en curar heridas y
en mantener viva la esperanza.

Y, concédenos ser, humildemente,
en un mundo abatido por la tristeza,
testigos y profetas de
la verdadera alegría del Evangelio.


CARTA NATALICIO MADRE SOLEDAD


COOPERADORES SEGLARES
DEL DIVINO MAESTRO

Barranquilla, febrero 1 de 2014

      ¡Queridos hermanas y hermanos cooperadores, reciban un fraternal saludo en Jesucristo, nuestro Divino Maestro!

      El Espíritu Santo que siempre se manifiesta en la Iglesia, regaló al mundo el carisma misionero y pedagógico a nuestros padres fundadores Francisco Blanco Nájera y Madre Soledad de la Cruz, quienes a su vez esparcieron el evangelio donde “urgía el amor de Cristo” a través de la congregación de Misioneras del Divino Maestro y nuestra amada Asociación de Cooperadores Seglares del Divino Maestro.
Hoy primero de febrero, celebramos con gran regocijo los 110 años del natalicio de Nuestra Madre Soledad. Fecha que quisiéramos que no solo la recordemos, sino que reflexionemos profundamente cada uno de los cooperadores la VIDA Y VOCACIÓN  de esa mujer que renuncio a todo por amor al Divino Maestro, una mujer que sin medianías y profunda convicción quiso llevar “la luz de la verdad y el fuego del amor de Jesucristo a los más pobres”. 
 
      “La Madre Soledad de la Cruz, nacida al inicio del siglo XX demuestra una vez más la importancia de la primera formación dentro de la familia.  Fue una mujer sencilla, bondadosa, comprensiva, detallista y casera. Toda su vida estuvo pendiente del más mínimo detalle negativo en su personalidad o en su trato para buscar corregirlo. Se conquistó a sí misma y eso hizo que se conquistaran muchos de los que estuvieron a su lado. La vida de Madre Soledad de la Cruz estuvo llena de virtudes y defectos. Virtudes y defectos son partes integrantes de toda persona. Los defectos llevan a la persona a la santidad pues la obliga a superarse, a tener el mérito de haber corregido los defectos, luchado contra ellos y vencerlos. Esto implica tesón a pesar de las dificultades, perseverancia, sustitución de los ideales humanos por los divinos. Su sencillez la manifestó en su total disponibilidad frente a Dios. La eficiencia y el éxito de su labor apostólica lo atribuyó a la entrega total en el amor hacia Dios y los demás. 

       Jesús era la pasión del alma de Madre Soledad, era la pasión de su corazón, cubría toda su mente, su inteligencia. Jesús era su único amor. Madre Soledad fue una mujer muy activa, pero silenciosa en muchos momentos, a veces fue estricta, dura pero también fue comprensiva y dulce; corregía pero animaba con suavidad. Una mujer que renunció al triunfo de su persona para ser instrumento de Dios y por eso respondió con todo su pensamiento, su alma, sus fuerzas y su vida dándole un SI completo al Señor. Madre Soledad hizo de Cristo su Camino, su Verdad y su Vida. Sabía Madre Soledad que todas las personas andan en busca de la verdad. Podemos acumular muchas verdades científicas, técnicas, filosóficas, antropológicas… pero falta una verdad que las ponga en relación, les aclare y les dé sentido. Si las personas y la sociedad no logran una respuesta satisfactoria, entonces se puede voltear la pregunta: ¿me busca la verdad? Si no llego a acercarme a la verdad, ¿puede ella acercarse a mí para decirme quién es, para decirme quién soy y por qué existe el mundo? En la verdad encontramos la felicidad. Por ello hay que agradecerle a Madre Soledad, pues siempre insistió en buscar la verdad y la facilitó con todas las escuelas que fundó y que siguen fundándose. La verdad no es una gran teoría ni un sistema, ni una ideología que pretende darle respuesta a todo, la verdad es Alguien y ese Alguien es Jesús. Hay que escucharlo, encontrarlo, conocerlo y hablarle. El dijo ”Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”. La transformación del mundo comienza en el interior de cada persona. De la misma manera en que la noche empieza con la primera estrella, el fuego con la primera chispa, el río con la primera gota, el amor con el primer sueño. Madre Soledad buscaba encender esa primera chispa, esa primera estrella, esa primera gota, ese primer sueño para empezar una verdadera renovación social donde todos tengamos cabida. La felicidad no se logra con medios políticos, con ideales remotos de una sociedad perfecta. Esto lo que hace es distraer la atención de las necesidades de las personas en el aquí y ahora. Ninguna generación presente debe ser sacrificada en atención a la futura. Para la sociedad presente y la futura hay que trabajar con todas nuestras fuerzas en el hoy. Para trabajar con todas las fuerzas hay que estar convencido de la verdad. Madre Soledad sabía que reproduciendo modelos como éste, el avance en el desarrollo, evolución y bienestar común sería sin duda fabuloso. La ternura de Dios resplandece a través de la historia y se convierte en estímulo espiritual a través de esta mujer: Madre Soledad de la Cruz y de sus seguidoras de quienes dependen de modo esencial muchas personas en el mundo para formar al hombre y la mujer nueva del Evangelio. Su vida y su pensamiento viven y actúan como una de las grandes fuerzas de las que está hecho el presente de cada día.”

      Agradecemos a Dios por la vida de Madre Soledad, y confiamos que su ideal seguirá multiplicándose a través de nuestro apostolado y sobre todo, con nuestro testimonio de vida. Que nuestra Madre Inmaculada nos guarde y nos bendiga.
Con fraternal afecto,
Consejo Nacional Coodima.